El reciente "Caso Los Martínez", centrado en la Región de la Araucanía, se ha posicionado como uno de los fraudes más significativos del último tiempo, dejando al descubierto las vulnerabilidades críticas en los procesos de control de las empresas afectadas, principalmente del rubro financiero como factorings y servicios de leasing.
Este clan familiar, a través de un esquema sofisticado de simulación y engaño, logró defraudar a múltiples instituciones por miles de millones de pesos. Sin embargo, más allá del método delictual, la pregunta clave para cualquier oficial de cumplimiento es: ¿Cómo lograron estas empresas ser engañadas de manera tan sistemática?
La respuesta no está en la genialidad de la estafa, sino en las fallas fundamentales de la prevención.
¿Cómo Operaba el Esquema de Los Martínez?
El modus operandi del clan se basaba en la creación de una fachada de legitimidad. Utilizaban un entramado de empresas de papel (o "fachada") que simulaban relaciones comerciales entre sí. El núcleo del fraude consistía en:
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Facturación Ideológicamente Falsa: Generaban facturas por servicios o ventas de maquinaria que nunca existieron o que eran duplicadas.
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Aparentar Solvencia: Presentaban documentación (como carpetas tributarias) que, aunque parecían coherentes a primera vista, no reflejaban operaciones reales.
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Abuso de Instrumentos Financieros: Con esta documentación falsa, acudían a múltiples empresas de factoring para ceder las facturas inexistentes a cambio de liquidez inmediata. En el caso del leasing, solicitaban financiamiento para maquinaria que ya poseían, que no existía o que "vendían" entre sus propias empresas fantasma.
El resultado fue un castillo de naipes que, al caer, reveló que los documentos que respaldaban las deudas no tenían ningún valor real.
El punto ciego: ¿Por qué fallaron los controles de las empresas?
La razón por la cual múltiples empresas financieras cayeron en la estafa no fue una, sino una concatenación de debilidades en sus procesos de Debida Diligencia (Due Diligence) y Conoce a tu Cliente (KYC).
Las víctimas operaron con un nivel de confianza y superficialidad que los delincuentes supieron explotar. Los principales puntos ciegos fueron:
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1. Falta de Verificación de Activos y Operaciones: Las empresas de leasing y factoring fallaron en la comprobación más básica: la verificación física. No confirmaron que la maquinaria (objeto del leasing) realmente existiera, fuera nueva o no estuviera ya financiada por otra entidad. Confiaron en los documentos sin contrastar la realidad material.
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2. Análisis Superficial de la Carpeta Tributaria: Probablemente se limitaron a revisar que la empresa existiera en el SII y tuviera iniciación de actividades. Un análisis profundo, apoyado por herramientas tecnológicas, habría levantado alertas. ¿La facturación era coherente con el número de trabajadores? ¿Los giros declarados coincidían con las operaciones presentadas? ¿Había relaciones sospechosas entre clientes y proveedores que en realidad eran parte del mismo clan?
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3. Deficiente Cruce de Información (Falta de KYP): No se investigó a la contraparte (el supuesto pagador de la factura en el factoring). Falló el proceso de Conoce a tu Proveedor (KYP). No se validó si el deudor de la factura era una empresa real, solvente e independiente del cedente (Los Martínez), o si era simplemente otra pieza de su entramado.
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4. Exceso de Confianza y "Silos" Operativos: Es común que el área comercial, enfocada en cerrar negocios rápidamente, presione al área de riesgo. La confianza generada por las primeras operaciones (que quizás sí fueron pagadas para "enganchar" a la víctima) llevó a relajar los controles posteriores, permitiendo que el fraude escalara.
Lecciones de compliance para evitar un nuevo "Caso Martínez"
Este caso es una lección costosa pero invaluable para todo el ecosistema empresarial en Chile. Refuerza la idea de que los Modelos de Prevención de Delitos (MPD) no pueden ser documentos estáticos; deben ser sistemas vivos y apoyados por tecnología.
Para evitar ser la próxima víctima, las empresas deben:
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Automatizar la Debida Diligencia: La revisión manual de carpetas tributarias es lenta e ineficiente. Se necesitan herramientas que permitan revisar cientos de clientes utilizando tecnología.
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Implementar un KYC robusto: No basta con conocer al cliente; hay que conocer al cliente del cliente (en factoring) y al proveedor (en leasing). La validación de la contraparte es tan importante como la del cliente directo.
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Centralizar y monitorear el riesgo: Las plataformas de compliance, como las que ofrece Regcheq, permiten tener una visión 360° del cliente y sus relaciones, conectando la información del SII, listas de sanciones y comportamiento tributario en un solo lugar.
El Caso Los Martínez no es un "cisne negro"; es la consecuencia predecible de operar sin los controles adecuados en un entorno de riesgo creciente. La única defensa es una cultura de cumplimiento proactiva y tecnológicamente avanzada.